El factor sorpresa es el factor principal del arte de la fotografía lomográfica. El conjunto de una cámara analógica más una serie de escenarios con ambientes cotidianos, desenfadados, divertidos… nos brindan unas fotos saturadas, montajes de una sobre otra, movimientos capturados sin un tema en especial… El momento de revelado es un momento de expectación que todo usuario lomográfico vive. Sea cual sea el resultado, la impresión siempre es divertida, muy positiva y las ganas de seguir usándola en otros escenarios se hace aún más mayor.

Lo paradójico del asunto es que la Lomografía debe sus peculiares características a una serie de defectos graves de óptica surgidos de lo que podemos definir como una mala imitación. Nos remontamos hasta 1982, cuando el general ruso Igor Petrowitsch Kornitzky, mano derecha del entonces Ministro de Industria, enseña una pequeña cámara japonesa a su amigo y Director de la fábrica de ópticas Lomo, Michail Panfilowitsch. La cámara era una Minox Cosina CX-1. Sorprendidos por su calidad, deciden hacer ingeniería inversa y fabricar un dispositivo similar para dotar de una cámara compacta decente a la sociedad rusa. En otras palabras, la copiaron.

La LC-A estaba dotada de una óptica gran angular Minitar 1 cuyo diseño fue tan malo que provocaba aberraciones cromáticas o errores de gamma, un efecto de viñeteado (oscurecimiento de los bordes) y una sobresaturación tremenda de los colores. Aberración que actualmente celebramos en cada foto.

¿Pero cómo llegó a popularizarse esta cámara? En 1991, dos estudiantes de arte austríacos, Matthias Fiegl y Wolfgang Stranzinger, pasaban sus vacaciones en Checoslovaquia. En aquel entonces, el país estaba saliendo de la esfera de influencia soviética y aún podían encontrarse productos de la URSS a precio de saldo. Por lo que Fiegl y Stranzinger encontraron dos Lomo LC-A en un mercadillo y, dado su bajo precio, decidieron comprarlas junto a unos carretes y utilizarlas en sus días por el país. Cuando revelaron las fotos, quedaron muy sorprendidos de las extrañas y llamativas imágenes que tomaron.

El entorno familiar y artístico de ambos estudiantes pronto comenzó a demandar las cámaras y en los años sucesivos nació un singular movimiento de importación clandestina de cámaras Lomo. En 1993 Fiegl y Stranzinger ya empezaban a ver la magnitud de lo que se estaba gestando y fundaron la Sociedad Lomográfica, una institución artística con el objetivo de difundir el espíritu de la Lomografía.

En 1996 la sociedad soviética dejó de fabricar las famosas cámaras, sin ser conscientes del arranque que estaba teniendo en Europa. Pero un viaje a San Petersburgo por parte de los dos descubridores hizo que la producción se volviera a retomar. Finalmente, en 2006 la fabricación soviética dio fin a su producción y la Sociedad Lomográfica tomó el control de la misma abriendo plantas en China.

La cámara original dio lugar a numerosas cámaras con distintas funciones tales como la Fisheye o la Spinner. Las fotografías finales tienen unos resultados dispares, resultando unas imágenes de lo más variopintas y aún saliendo mal a los usuarios les encantan.

Este tipo de fotografía tiene un sinfín de posibilidades a la hora de realizar nuestro book de fotos. Y para ello tenemos dos opciones: realizar la sesión sin saber el resultado hasta el momento del revelado o bien utilizar un modelo nuevo en el que la foto se imprime en unos segundos, al igual que la Polaroid. Opciones muy interesantes que además de disfrutar de la sesión de fotos, se conseguirán unas fotos únicas y sorprendentes.

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