Las fotos a día de hoy tienen mucha importancia en nuestra vida diaria, ya que nos permiten recordar momentos del pasado que pasamos con nuestros seres queridos e incluso sirven como carta de presentación a la gran mayoría de los trabajos, porque, como se suele decir, una imagen vale más que mil palabras.

Y, por muy duro que pueda sonar, es bien sabido por todos que la primera impresión que alguien se lleva de ti es muy importante.

Hay miles de maneras de tomar fotos, generalmente, muchos optan por abrir la cámara de su smartphone y disparar alguna que otra foto en el momento, sin llegar a tener en cuenta ni la calidad ni la profesionalidad de las mismas. Y es que, tanto la experiencia como los equipos que posee un fotógrafo profesional están a otro nivel.

Otra gente opta por acudir a estudios de fotografía a realizarse sesiones de fotos, consiguiendo una mayor calidad en su book de fotos.

Y, aunque a día de hoy en un par de horas puedes llegar a tener cientos de fotos entre las que elegir, hace años, cuando se tomaron las primeras fotografías, esto no era así, ya que, para sacar una simple foto a un paisaje, hacían falta horas y horas de exposición.

Lo mismo pasaba con las sesiones de fotos, los modelos tenían que posar durante horas si querían salir en una de las primeras fotografías de la historia.

Realmente, la evolución de la fotografía se dió de una forma relativamente ágil en comparación con otros grandes inventos de la humanidad.

Esto permitió que en muy poco tiempo pudiésemos pasar de fotos de muy baja calidad tomadas desde un cubo oscuro a la auténtica profesionalización del oficio.

A lo largo de este artículo veremos cómo ha ido evolucionando la fotografía, desde la primera foto que se tomó, hasta el día de hoy, donde las cámaras digitales han reemplazado a las analógicas y donde la tarjeta de memoria desplazó por completo al carrete de película.

 

Historia de la fotografía 

Aunque la cámara fotográfica como tal no llegó hasta el año 1839, cuando se patentó el invento de la mano de Louis Daguerre, años antes, en 1826, Nicéphore Niépce, plasmó las vistas desde su ventana en una especie de papel fotosensible dentro de una cámara oscura y tras 8 horas de exposición.

Tras muchos años de mejora, se consiguió que el tiempo de exposición para tomar las fotos se redujese a tan solo unos pocos minutos, aún así, podía llegar a resultar incómodo estar en la misma posición.

Los estudios de fotografía de la época contaban con sillas especiales y soportes para la cabeza, para que los modelos se moviesen lo mínimo posible y estuviesen más cómodos.

La invención de la fotografía permitió que las familias pudiesen tener sus propios retratos, ya que antes, solamente las clases más adineradas podían permitirse pagar a un pintor que les hiciese un cuadro.

Años más tarde, la fotografía empezó a utilizarse para ilustrar acontecimientos, pero la cámara por aquel entonces era un aparato muy pesado y poco práctico.

 A finales del siglo XIX llegó al mercado el invento que revolucionó el mundo de la fotografía, la primera cámara Kodak.

Este invento iba dirigido a un público más amplio, que generalmente no tenía conocimientos de fotografía. Años más tarde, con la invención del carrete de película, ya era posible sacar más de una foto.

Por último, otro de los grandes avances fue la invención de la cámara Leica, en 1925, por Oskar Barnak.

Más tarde llegaría a nuestras vidas la cámara digital, junto a nuevos sensores y chips que permiten tomar las mejores y más profesionales fotos.

historia de la fotografía

 

Las sesiones fotográficas a través de los años.

 Como ya comentábamos antes, las primeras sesiones de fotos implicaban permanecer sin moverse durante un periodo de tiempo bastante largo.

Con la creación de los retratos fotográficos nace también el concepto de estudio fotográfico como el lugar al que una persona o grupo de personas podía acudir a tomarse una fotografía.

En sus comienzos, los retratos pretendían ser como pinturas, es por eso que si observamos las fotografías de la época, podemos ver que casi todos los modelos tenían poses, vestuario y fondos parecidos (cosa que fue evolucionando al mismo tiempo que la propia fotografía.)

Un dato curioso es que las primeras fotografías no eran capaces de captar el color, muchos estudios se encargaban de colorear las fotos que tomaban a sus sujetos.

En las primeras sesiones de la historia de la fotografía los modelos aparecían con mobiliario y poses muy teatrales, generalmente de cuerpo entero.. (cosa que ha ido cambiando a lo largo de la historia).

Según iban pasando los años, se empezaron a cambiar las poses y el mobiliario, por ejemplo los trabajadores posaban con sus propias herramientas, los niños con sus juguetes etc.

Más adelante se empezarían a utilizar lugares públicos y exteriores para las sesiones.

Cuando en 1888 se fundó Kodak, dejó de ser tan necesario acudir a fotógrafos profesionales para tomarse fotos, ya que todo el mundo podía acceder de una forma asequible al mundo de la fotografía.

Cámaras de fotos antiguas

 

Los filtros de fotografía en el siglo XX

 Aunque a día de hoy pueda parecer lo más normal del mundo, hace años las cámaras venían sin esos filtros que cambian por completo el color de la foto o te suavizan las imperfecciones.

Pero aunque a comienzos del siglo XX no existiesen tales cosas, ya había cierto afán por perfeccionar al máximo las fotos que los fotógrafos sacaban: se intentaban reducir arrugas, granos, corregir el color… pero ¿Cómo? vamos a verlo.

Con la aparición de la plancha seca (que permitía la exposición de los negativos en seco) los negativos salían con mucha más calidad, por lo tanto las imperfecciones se notaban mucho.

Bajo la demanda de los clientes, se empezaron a utilizar lápices y cuchillos para retocar el negativo, permitiendo que las arrugas y los granos desaparecieran, además de adelgazar partes del cuerpo e incluso poner prendas de ropa donde no la había.

Es por eso que la fiebre por retocar absolutamente todas las fotos que nos tomamos no es únicamente un sentimiento de la sociedad actual, es algo que llevamos arrastrando durante varias décadas.

Y es que, salir bien en una foto, es algo muy importante si lo que queremos es causar una buena impresión.

 

El vestuario en las primeras fotografías de la historia

 Una de las grandes cuestiones es el tipo de vestuario que se usaban en las sesiones de fotografía del siglo XIX.

Aunque es una cuestión interesante, lo más probable es que la gente se vistiese con sus mejores galas para estas fotos, ya que podía llegar a ser una situación que solo se daría una vez en la vida en el caso de las clases más bajas.

Cabe recordar que las primeras fotos de la historia pretendían ser como pinturas, y en estas, la gente que en ellas aparecía, salía siempre muy arreglada, por lo que era el modelo a imitar.

Todo esto sumado al largo tiempo de exposición, provocaba que los modelos no pudiesen probar diferentes “outfits” y elegir con cuál de ellos salían mejor (como si podemos llegar a hacer hoy con la fotografía digital).

Aunque tal y como comentábamos, con el avance de la fotografía, la gente comenzó a llevar atuendos más informales, como la ropa de trabajo o ropa menos “de domingo”.

Primeras sesiones de fotografía de la historia

A comienzos del siglo XX, con el cambio de las modas, la gente empezó a llevar otro tipo de vestuario: smokings, camisas, vestidos…

Además, con el nacimiento de las cámaras más compactas, fue posible el nacimiento de la fotografía de eventos, la sociedad empezaba a contratar fotógrafos profesionales para sus bodas, banquetes y actos oficiales, de forma que la fotografía se empezó a usarse para retratar convenciones sociales para poder recordarlas más tarde.

 

Las poses a lo largo de la historia.

 De la misma forma que el vestuario ha cambiado, lo han hecho también las poses, si bien a finales del siglo XIX se posaba de cuerpo entero y de forma muy teatral, a día de hoy podemos encontrarnos con excentricidades que chocan con la realidad, y que hacen que nos fijemos más en ese modelo concreto.

Y es que esto se debe, generalmente, a una cuestión de marketing, ya que, todo aquello que no es común para nosotros, nos impacta y llama nuestra atención.

Mientras a comienzos del siglo XX se valoraban mucho más las poses formales que demostraran modales y mucha elegancia, en la sociedad actual podemos toparnos con una tendencia más informal en el caso de las redes sociales, o incluso un tipo de fotografía más provocativa, que hace 100 años sería prácticamente impensable.

Las poses siempre se han usado para mostrar una forma de ser del modelo, además de servir para estilizar la figura y “ocultar” aquellos defectos que no queremos que se vean, esto es algo que aún sigue sirviendo hoy en día, aunque muchas personas están empezando a visibilizarse tal y como son, evitando los filtros y las poses extrañas.


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